Definición de cartel

El cartel ya no solo es un objeto, pues la tecnología digital y su difusión en Internet lo han desprovisto de materialidad, sino que también es un no-objeto —un objeto inmaterial— que puede incluso aparecer acompañado de otros recursos y tecnologías, como la realidad aumentada o el sonido. 

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El cartel es una idea consciente materializada mediante la utilización de imágenes o texto solas o combinadas, producidas por medio de diferentes técnicas reproducidas sobre soporte físico o digital con un formato normalmente rectangular en disposición vertical, que permite la transmisión de un mensaje dirigido a un determinado público para cumplir alguna función.

©2020 Noa Real García

Defino que el cartel es una idea materializada en base a las conclusiones obtenidas en la investigación de tesis doctoral «Criterios de buen diseño aplicados a los carteles de fiestas turísticas y tradicionales» que tratan sobre la tarea del diseño gráfico. Esta concepción se puede ver reforzada con las palabras de autores como Wicius Wong, para quien el diseño gráfico y por tanto, los resultados de esta actividad son «’un proceso de creación visual con un propósito. A diferencia de la pintura y de la escultura, que son la realización de las visiones personales y los sueños de un artista, el diseño cubre exigencias prácticas’» (Entenza, 2008, p. 240). Tanto Abraham Moles como Francisco Perales (Pelta, 2008) consideran que el cartel sin la imágen ni el texto se convertiría en una mera obra pictórica, de ahí a que en la definición que aporto se nombre la utilización de imágenes o textos.

Como se puede observar, en la definición no se referencia la localización del cartel en el medio exterior —tan nombrada en múltiples definiciones a lo largo de la historia—, ya que considero que actualmente, este se puede encontrar de manera digital en nuestros dispositivos, para ser ojeado en situación de intimidad personal (Museu del Disseny de Barcelona, 2014). Esta es una característica que supone una ventaja fundamental pues, digitalizado, el cartel no sufre ningún tipo de deterioro físico y se puede conservar mejor que en papel (Torres Franquis, 2002), un dato que fue nombrado al inicio de este capítulo. 

Por otra parte, en la definición que aporto, no se puntualiza como lo hace Miralles González-Conde (2016) en su bidimensionalidad o estaticidad, ya que considero que las nuevas propuestas de cartel con las que nos encontramos hoy en día, no responden a estas etiquetas. Tampoco lo hago con respecto a las técnicas o tecnologías, ya que tal y como se ha comprobado, estas pueden ser diversas.

Enfocada la investigación en el análisis de los carteles de fiestas y considerando que pretenden transmitir un mensaje para cumplir unos objetivos determinados, entiendo el cartel como una herramienta de transmisión de información, siguiendo la concepción de Román Gubern, quien pone en relieve en Mirada Opulenta que, «aunque el cartel pueda adoptar expresiones distintas, ejerce siempre una tarea comunicativa de carácter social que es una respuesta a la necesidad de transmitir un mensaje» (Pelta, 2008, p. 60).

Por último, en cuanto a las diferentes técnicas de producción y reproducción y a sus funciones, con el objetivo de simplificar esta definición al máximo, he decidido no incluirlas, ya que como se verá más adelante, estas son amplias y variables.

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